Familia Lo Abandonó En Asilo Y Murió Solo, Pero Dejó Algo Debajo De Su Almohada Que Los Hizo Llorar

Familia Lo Abandonó En Asilo Y Murió Solo, Pero Dejó Algo Debajo De Su Almohada Que Los Hizo Llorar.

Esta es la historia de Juan Ramírez, un anciano de 93 años que vivía en un asilo, debido a que su familia no tenía el tiempo suficiente para cuidarlo.

A pesar de su avanzada edad, Juan estaba completamente lúcido, por lo que, cuando se enteró que las personas a las que más quería lo habían dejado a un lado, su corazón se llenó de tristeza.

Incluso, les suplicó que lo dejaran vivir en su antiguo hogar. Pero ellos se negaron rotundamente, indicándole que serían más gastos para mantenerlo. Además, pensaban que en el asilo no estaría solo… algo completamente erróneo.

Con el tiempo, las visitas de sus familiares fueron disminuyendo y aunque el lugar era bonito o la atención era decente, estar junto a otros ancianos solo lo hacía sentirse más abandonado. Con el paso de los meses, Juan dejó de ver a su familia, cosa que lo hizo hundirse en una grave depresión.

Tanto los doctores como las enfermeras, hacían todo lo posible para ayudar a que sus días fueran más felices. Pero simplemente, él no soportaba sus días aislado. La tristeza acaparó por completo su vida y luego de unos días, Juan falleció. Pero fue en el momento en que, el personal del asilo estaba revisando sus pertenencias, cuando encontraron una carta que era dirigida a sus familiares.

Por más que intentaron, no pudieron contactar a ninguno de los familiares. Era como si ninguno de ellos quisiera saber nada del anciano. Así que, después de un tiempo, uno de sus hijos se dignó a visitarlo. Allí fue cuando le dieron la noticia del fallecimiento de su padre y le entregaron la misteriosa carta. El hombre comenzó a leerla y al poco, tenía decenas de lágrimas recorriendo sus mejillas.

Pero, ¿qué decía aquella nota?

Querido hijo mío. Aunque no hayas tenido la valentía de cuidarme, como yo lo hice contigo desde pequeño, quiero que sepas que te perdono. Pienso en ustedes todos los días, cosa que me recuerda lo feliz que fui cuando vivía a su lado. No he dejado de desear estar en casa, jugando con mis nietos, aunque no tenga la misma vitalidad que ellos.

Los quiero… y deseo que compartas mis palabras con tus hermanos. Por favor, consideren tenerme de vuelta en su hogar. Les prometo no molestar. Siento que mi corazón falla cada día al descubrir lo solo que estoy.

Los quiere desde lo más profundo de su alma… su padre Juan.

Si esta carta hizo que tu corazón se arrugara, aunque sea un poco, corre y abraza a tus padres. Diles cuanto los amas y disfruta más tiempo a su lado. La familia, es nuestro verdadero tesoro.

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