Una familia australiana se vio sumida en una pesadilla que jamás imaginaron cuando su hija de cinco años, Cathy Kassis, cayó enferma. Lo que inicialmente parecía un resfriado común se convirtió en una tragedia que ha dejado a todos conmocionados. Cathy perdió la vida debido a una infección por Strep A, una bacteria que puede causar estragos en el organismo y que se ha convertido en una creciente preocupación en Australia y en todo el mundo.
El calvario de Cathy comenzó cuando sus síntomas iniciales, que incluían fiebre y malestar general, se asemejaban a los de un resfriado común. Su padrastro, Justin Sutton, y su madre, Jazz Worobez, estaban preocupados desde el principio, pero los médicos tranquilizaron sus temores, diagnosticando la enfermedad como una simple infección viral.
Sin embargo, el estado de Cathy empeoró rápidamente. Perdió la voz y tenía dificultades para respirar, lo que llevó a su hospitalización de urgencia. En el hospital, los médicos insistieron en que se trataba de una infección viral y la enviaron de vuelta a casa. Pero el 28 de agosto, la situación tomó un giro aterrador: los labios de Cathy se pusieron azules, y su madre no dudó en llamar a una ambulancia.
Desafortunadamente, mientras esperaban la llegada de la ambulancia, Cathy perdió el conocimiento y se desmayó en los brazos de Jazz. El desesperado intento de RCP (resucitación cardiopulmonar) de Justin durante 15 minutos fue en vano, y cuando los paramédicos llegaron, la llevaron de inmediato al Westmead Children’s Hospital en un helicóptero de la policía. Sin embargo, 78 minutos después, la RCP se detuvo, y los padres de Cathy recibieron la devastadora noticia de que su hija había sido declarada con muerte cerebral.
El forense determinó que la causa de su muerte fue la infección por estreptococo A, una bacteria que se descubrió a través de un simple hisopo de garganta. A pesar de la tristeza abrumadora, la familia de Cathy encontró un consuelo en la generosidad de su hija, ya que donó tres de sus órganos, dando la esperanza de una vida mejor a tres personas necesitadas.
Justin Sutton, el padrastro, compartió conmovido: «Ella es el epítome de un superhéroe de la vida real, y no mucha gente puede decir eso. Algo que fue el peor momento de nuestras vidas… al menos logró salvar a otras tres familias, lo cual es algo hermoso”.
Sin embargo, la pregunta que persiste en sus mentes es si esta tragedia podría haberse evitado. Justin Sutton lamenta que la infección por estreptococo A podría haber sido tratada con antibióticos, y su llamado es claro: «Realmente solo queremos que la gente sea consciente de esto y les diga que confíen en sus instintos cuando algo no les parece bien”.
El estreptococo A, una bacteria que afecta a unas 50,000 personas en todo el mundo cada año y a cerca de 750 millones de personas, es una preocupación creciente en Australia. Un estudio publicado en la revista médica Lancet Regional Health ha revelado un aumento en el número de casos de esta enfermedad en niños australianos. En el período comprendido entre julio de 2018 y diciembre de 2022, tres niños perdieron la vida debido a complicaciones relacionadas con la infección por estreptococo A.
El estudio también reveló que 280 pacientes menores de 18 años fueron ingresados en cinco importantes hospitales pediátricos australianos debido a esta infección. Alarmantemente, de esos 280 pacientes jóvenes, 84 sufrieron complicaciones graves, como shock tóxico y enfermedad necrotizante y carnívora.
Esta historia desgarradora de Cathy Kassis es un recordatorio impactante de la importancia de prestar atención a las señales de advertencia y de confiar en nuestros instintos cuando se trata de la salud de nuestros seres queridos. La infección por estreptococo A puede ser mortal, pero con un diagnóstico y tratamiento oportunos, se pueden salvar vidas.
Comparte esta historia para crear conciencia sobre los peligros de esta bacteria y para recordarnos a todos que debemos tomar en serio cualquier síntoma de enfermedad, especialmente cuando se trata de nuestros niños. La prevención y la atención médica temprana pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.